Una dieta rica en proteínas procedentes de la
carne puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca en las mujeres mayores
de 50 años, mientras que una alimentación adecuada puede prevenir esta
enfermedad.
Aunque la insuficiencia cardíaca es bastante prevalente
entre las mujeres posmenopáusicas, parece que se puede prevenir modificando la
dieta de forma adecuada
En la investigación se analizó la dieta diaria
de 103.878 mujeres, con edades comprendidas entre los 50 y los 79 años, desde
1993 a 1998. Durante este periodo 1.711 de estas mujeres desarrollaron
insuficiencia cardíaca, y los investigadores observaron que aquellas cuya
ingesta total de proteínas en la dieta era mayor tenían una propensión
significativamente más alta a padecer esta enfermedad, en comparación con las
que consumían menos proteínas a diario, o aquellas que ingerían proteínas
procedentes de verduras.
Estos resultados se mantenían con independencia
de otros factores como la edad, raza, nivel educativo, o presencia de ciertas
patologías como hipertensión, diabetes, anemia, enfermedad arterial coronaria,
o fibrilación auricular. Además, los autores del trabajo emplearon datos de
biomarcadores para comprobar con mayor precisión el consumo diario de
proteínas: agua doblemente etiquetada -que evalúa la energía metabólica de un
individuo-, y nitrógeno urinario -que se usa para determinar las auténticas
cantidades de proteína dietética.
Las participantes también informaron sobre sus
hábitos dietéticos -frecuencia de consumo y tamaño de las raciones- a través de
la herramienta de evaluación dietética que más se usa en estudios
epidemiológicos de dieta y salud, el Food Frequency Questionnaire. Como ha
explicado Mohamad Firas Barbour, uno de los autores del trabajo, la
insuficiencia cardíaca es bastante prevalente entre las mujeres
posmenopáusicas, pero parece que se puede prevenir modificando la dieta de
forma adecuada.
Así, y de acuerdo con las recomendaciones de la
Asociación Americana del Corazón, el riesgo de padecer esta enfermedad y otras
similares se podría reducir significativamente con una alimentación rica en
frutas, verduras, granos enteros, pescado alto en ácidos grasos omega 3 -como
salmón, sardinas, atún o trucha- lácteos bajos en grasa, nueces y carnes magras
(aves de corral sin piel), y limitando el consumo de carne roja y productos
azucarados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario