Cubrir las necesidades
nutricionales en los niños que sufren algún proceso oncológico es clave a la
hora de afrontar el tratamiento y superar la enfermedad. Te recomendamos
cómo
mejorar sus efectos secundarios.
Alimentación
en niños con cáncer
A pesar de que ha disminuido notablemente en las
últimas décadas, el cáncer infantil continúa siendo la primera causa de
mortalidad debido a enfermedad entre niños mayores de un año. En España, la
incidencia actual de cáncer es de uno por cada siete mil niños, lo que supone
unos 950 casos nuevos al año. La propia enfermedad, así como la duración y
agresividad de los tratamientos, hacen que el mantenimiento o conservación de
un adecuado estado nutricional sea fundamental.
En todos los seres, la alimentación debe cubrir
las necesidades, tanto de energía como de diferentes nutrientes, solo así se
consigue un estado de nutricional correcto y un balance energético adecuado. En
los niños, el gasto energético es mayor que en otras edades debido a las
necesidades causadas por el crecimiento. Pero, además, debido a los procesos
oncológicos, la necesidad de calorías aumenta hasta un 30% por encima de los
requerimientos de un niño con características similares que no padezca cáncer.
Si tenemos en cuenta que la pérdida de apetito o anorexia es uno de los síntomas
más frecuentes, conseguir un consumo de alimentos suficiente y continuado
resulta complicado.
Como pautas generales a seguir en la
alimentación de los niños con procesos tumorales debieran pasar, en primer
lugar, por personalizar la dieta a las circunstancias individuales de cada niño
y, por supuesto, siempre debe ser una pauta viva y en evolución para ajustarse
a los cambios y modificaciones que, seguro, van a experimentar.
Pautas
de alimentación en el cáncer infantil
Debido al aumento de necesidades calóricas y
proteicas en niños con cáncer es recomendable seguir unas pautas que faciliten
el manejo de la alimentación en estos pequeños:
o Fraccionar las comidas
en cinco o seis tomas a lo largo del día, ya que son mejor toleradas comidas
poco abundantes y más frecuentes.
o Tomar de todos los
grupos de alimentos y no restringir platos antes de que sea estrictamente
necesario por el posible rechazo o aversión del niño.
o Incluir a lo largo del
día, como mínimo, dos raciones de alimentos proteicos: carne, pescado, huevo,
lácteo, legumbre, frutos secos, etcétera.
o Los alimentos ricos en
hidratos de carbono son también importantes en estas dietas, ya que ofrecen
energía a corto plazo y facilitan el que las proteínas realicen su función
estructural.
o Incluir también cinco
raciones de verduras y frutas al día, adecuando la cantidad de los platos a la
edad y situación del niño.
o Vigilar la hidratación,
preferentemente a base de agua, evitando concentrar grandes cantidades en algún
momento, puesto que reduce la sensación de apetito.
o Adecuar las comidas a
los momentos de mayor apetito del niño, sin importar en exceso si corresponden
o no a las ingestas que consideramos más tradicionales. Por ejemplo: en
ocasiones el desayuno es la comida mejor tolerada y hay que aprovechar dicha
circunstancia aumentado el valor calórico. Introducir huevos, carnes, cereales,
etcétera.
o Incrementar las calorías
de los platos sin ampliar el volumen. Se puede enriquecer la comida añadiendo
ingredientes como aceite de oliva, queso rallado, frutos secos, leche en polvo,
mantequilla.
A continuación presentamos algunos de los
efectos secundarios más comunes durante el tratamiento de quimioterapia en el
cáncer infantil y las estrategias dietéticas para combatir estos problemas. No
en todos los niños, ni en todos los ciclos se desencadenan todos, pero sí es
frecuente que, en uno u otro momento del proceso, sufran alguno de ellos. Las
siguientes pautas le ayudarán a sobrellevarlo un poquito mejor.
Dieta
para combatir la pérdida de apetito en el cáncer infantil
Uno de los efectos secundarios del tratamiento
del cáncer infantil que suelen presentarse con más frecuencia es la anorexia o
pérdida de apetito.
Si la anorexia es intensa y prolongada y se
restringe mucho la ingesta sin poner remedio a través de otros tipos de
alimentación (nutrición enteral donde se conecta el alimento con el estómago o
intestino a través de una sonda o nutrición parenteral, donde se infunde directamente
la alimentación en torrente circulatorio) puede conllevar una desnutrición que
empeore el pronóstico y el tratamiento del tumor.
Algunos
consejos básicos para paliar este contratiempo con la dieta pueden incluir:
o Adecuar la dieta a los
gustos, características y estado del pequeño o pequeña.
o Fraccionar la ingesta.
Se toleran mejor comidas poco copiosas y frecuentes.
o Comer en ambiente
relajado y en compañía.
o Mantener la habitación
donde come el niño bien ventilada y sin olores.
o Conseguir mayor
rendimiento calórico: aumentar contenido energético y nutricional en pequeño
volumen.
o Enriquecer los purés, el
arroz, la pasta, los postres, la legumbre con: huevo, leche, quesito, nata,
queso rallado, mantequilla, picatostes, bacon, carne picada, embutidos, salsas,
maíz, guisantes, frutos secos, aceite de oliva virgen, miel, mermelada,
confitura, membrillo, caramelo líquido, etcétera.
o Usar salsas con los
platos que lo permitan: bechamel, salsa rosa, holandesa, de yogur, de queso,
tártara, de tomate u otras.
o Elaborar ensaladas con
alimentos calóricos: aceitunas, aguacate, atún en aceite, queso, jamón, nueces,
pistachos, almendras, pipas, plátano, uvas, etc.
o Cocinar con rebozados,
empanados, enharinados, siempre que el estado digestivo lo permita.
o Evitar tomar agua o
líquidos durante las comidas. Mejor antes o entre horas a pequeños sorbos, ya
que reduce el apetito al provocar distensión gástrica.
Pautas
para combatir náuseas, vómitos y diarrea en el niño con cáncer
Las náuseas y vómitos son otro de los problemas
más frecuentes en los niños tratados por algún cáncer y que, en determinados
momentos, puede llegar a impedir de manera total la ingesta por boca. Suelen
ser más intensos por las mañanas, mejorando los síntomas a medida que avanza el
día. De nuevo es posible recurrir a algunas herramientas para mejorar este
efecto secundario en los niños:
o Prescindir de olores
intensos. Es mejor que el niño no esté presente en la cocina durante el
cocinado.
o Evitar sabores intensos:
condimentos, picantes, etcétera.
o No dar alimentos
líquidos en momentos de náuseas, ya que empeoran el problema.
o Tomar alimentos secos,
sin salsas ni caldos: pan tostado, galletas, palitos de pan, tortitas…
o No ingerir alimentos
lácteos en momentos de náuseas y arcadas.
o Evitar alimentos y
preparaciones grasas o muy recargadas.
o Comer despacio,
masticando bien.
o Se toleran mejor platos
básicos y poco elaborados.
o La tolerancia mejora con
alimentos a temperatura fría o ambiente.
Alimentación
frente a la diarrea en el cáncer infantil
En determinados momentos del tratamiento del
cáncer infantil, se pueden alternar periodos de estreñimiento, con etapas
diarreicas. La diarrea puede estar provocada por el propio tratamiento del
tumor del niño, con lo que la implicación de la dieta no es directa, aunque sí
es cierto que, si este efecto no se prolonga mucho en el tiempo, algunas pautas
básicas para no aumentar demasiado la fibra de la dieta mejoran la diarrea. Y
es conveniente recordar que, tras un periodo de diarrea, es habitual un cierto
periodo de estreñimiento, que no es tal. No hay tener prisa en introducir
demasiada fibra en la dieta del niño ya que se podría recaer en la diarrea.
Las pautas
alimentarias para frenar la diarrea del niño con cáncer son:
o La dieta ha de ser
progresiva y adaptada al estado patológico del niño.
o Se comienza la dieta de
progresión con alimentos suaves: pollo, pescado, tortilla, arroz, etcétera.
o Evitar el consumo de
lácteos en un inicio, excepto el yogur natural.
o Es mejor usar técnicas
de cocina sencillas y con poca grasa.
o Resulta conveniente
hacer comidas frecuentes y poco abundantes.
o Tener muy en cuenta la
hidratación.
o Introducir alimentos con
fibra paulatinamente (puré de verduras).
o Ir comprobando su
tolerancia en todo momento.
o Dejar para el final
ensaladas, legumbre entera y cereales integrales (por su gran contenido en
fibra).
o Dejar también para el
final la leche, no por su contenido en fibra, sino por su capacidad de aumentar
el movimiento intestinal.
o Tomar probióticos y
prebióticos para mejorar la microbiota, cuando se toleren.
o Fomentar el consumo de
fibra soluble, que se utiliza como probiótico: salvado de avena, nueces,
lentejas, manzana, naranja, zanahoria, berenjena, calabaza, ciruela, higo,
borraja, etcétera.
Trucos
para combatir la mucositis y odinofagia en el cáncer infantil
La mucositis y la odinofagia son síntomas que
consisten en la inflamación y ulceración de la mucosa de la cavidad oral, lo
que hace que el proceso de alimentación en los niños con cáncer resulte muy
doloroso. Indicamos a continuación algunos trucos para paliar este problema que
tanto entorpece la ingestión de la dieta:
o Fraccionar las comidas y
que sean frecuentes y pequeñas.
o Comer despacio,
masticando muy bien los alimentos.
o Elegir alimentos de
fácil digestión: poca fibra, poca grasa, poca acidez, poca cantidad.
o Esquivar los alimentos
ácidos: cítricos, vinagre, tomate, etcétera.
o No dar alimentos duros y
que se fragmenten en trozos con picos y aristas: biscotes, galletas, patatas
fritas comerciales. Usar salsas o elementos lubricantes para evitar
rozamientos: salsa de yogur, bechamel, nata, mayonesa, gelatina…
o Nada de platos picantes:
comida oriental, etcétera.
o No caer en el exceso de
condimentación al cocinar o aliñar: salazones, salsa barbacoa, alimentos
precocinados, etcétera.
o Evitar alimentos
adherentes o que se pegan al paladar del niño y son difíciles de movilizar:
quesito, puré de patata, pan de molde…
o Los postres que no sean
excesivamente dulces, ya que también son irritantes.
o Tomar alimentos fríos o
a temperatura ambiente.
o En ocasiones es
recomendable triturar los platos y tomar purés, cremas o batidos no muy
calientes.
o Se pueden beber los
líquidos con pajita.
o En ocasiones, el dolor y
la inflamación se reducen si, antes de la comidas, se toma algún helado de
hielo (polo, flash), se mantiene en la boca agua fría o incluso hielo picado.
Pautas
alimentarias frente a la disgeusia del niño con cáncer
La disgeusia es un efecto secundario de la
quimioterapia que consiste en la alteración del sentido del gusto que conduce a
la modificación del sabor y olor habitual de los alimentos. Es frecuente que el
niño que pasa por un proceso oncológico encuentre sabores metálicos y
desagradables que condicionan la no ingesta de determinados grupos de
alimentos, incluso aquellos que antes del proceso podían figurar entre sus
preferidos. Para reducir este problema se puede recurrir a los siguientes
consejos:
o Evitar, momentáneamente,
el alimento problemático y sustituirlo por otro u otros del mismo grupo, si es
esencial.
o No hacer preparaciones
muy recargadas y elegir comidas con poco sabor y olor. Excluir alimentos como
el pescado azul, col, coliflor, alioli, ajo, cebolla, alimentos quemados…
o Existe mayor apetencia
del niño por los sabores salados o dulces.
o Tomar platos fríos o a
temperatura ambiente.
o Los alimentos a la
plancha, horno y hervidos son los que mejor se toleran.
o Evitar dorar demasiado o
quemar los alimentos.
o Algunos de los alimentos
que más problemas ocasionan son la carne roja y el pescado, especialmente azul.
No ofrecer estos alimentos como tal y ponerlos en forma de brocheta, croqueta,
lasaña, triturados en purés, etcétera.
Para
contrarrestar el sabor metálico de los alimentos:
o Enmascararlo con otros
sabores fuertes: queso curado, encurtidos, jamón serrano, fuet, chorizo,
etcétera.
o Usar salsas que compitan
con el sabor del alimento principal.
o Tomar limonada o zumo de
limón.
o Insistir al pequeño para
que mantenga una buena higiene oral y dental con sensación de frescor. Vigilar
la limpieza de los dientes y usar pastillas mentoladas o chicles si es
necesario.
o Emplear cubiertos de
plástico, madera u otro material que no sea metálico.
o Añadir unas gotas de
limón, gaseosa, cola o zumo de frutas al agua, si sola resulta desagradable.
Cómo
contrarrestar la bajada de las defensas en el niño con cáncer
La neutropenia o bajada de las defensas en el
niño con cáncer es un problema que afecta al sistema inmune, que se ve
resentido y se aumenta la vulnerabilidad frente a infecciones. La mayoría de
las recomendaciones en este apartado van en sintonía con mantener una higiene
adecuada y las normas de seguridad alimentaria básica, que permitirán elevar
las defensas del pequeño mientras dure el proceso oncológico:
o Cocinar bien los
alimentos que significa alcanzar los 65-70º C en el centro del producto. Las
carnes pasan de color rojizo a marrón, el pescado magro de color rosado a
blanco y se cuaja la yema del huevo.
o Descongelar los
alimentos en frío y no mantener platos a temperatura ambiente, especialmente en
verano o épocas calurosas. Además, no es aconsejable volver a congelar un
alimento descongelado.
o Vigilar las fechas de
caducidad y consumo preferente.
o No mezclar alimentos
crudos y cocinados.
o Es conveniente lavarse
frecuentemente las manos y los padres que cocinan para estos niños no deben
secarse con trapo de cocina, sino con papel desechable.
o Usar la olla a presión
para cocinar siempre que sea posible.
o Mantener una estricta
higiene en la cocina y en sus herramientas: tablas de corte, frigorífico,
trapos de cocina, etcétera.
o Poner a remojo verduras
y hortalizas de consumo en crudo con unas gotas de desinfectante, y después
aclarar abundantemente.
o No comer carne cruda o
poco hecha: carpaccio, chuletón, plancha…
o Evitar el consumo de
pescado crudo o poco hecho: sushi, marinados, ahumados, escabeches o similares.
o No tomar quesos que no
se elaboran con leche esterilizada o aquellos enmohecidos. Restringir:
gorgonzola, roquefort, cabrales, brie, camembert, stilton, feta, cheddar ácido.
o Tomar todos los lácteos
pasteurizados o esterilizados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario