Esperar demasiado de
los demás lleva a la decepción. No permitas que tu felicidad dependa de otros,
está solo en tus manos.
Esperar demasiado de
los demás en lugar de hacerte feliz te provoca todo lo contrario. Porque nunca
podemos permitirnos esperar demasiado de alguien que no sabemos si mañana se
convertirá en una persona totalmente diferente. Alguien que nos hará daño.
Vivimos rodeados de
expectativas, muchas de ellas irreales. Cuando te ves sufriendo una decepción
tras otra te das cuenta de que, tal vez, sea el momento de cambiar la forma en
la que ves a los demás. Quizás dejar de esperar demasiado de ellos sea una
buena alternativa.
Esperar demasiado te lleva a la decepción
Esperar lo que nunca
va a llegar o lo que posiblemente no suceda nos lleva a sufrir la decepción.
Piensa que no puedes esperar nada de nadie porque no los controlas y pueden
cambiar en cualquier momento. ¿Sabes de quién deberías esperar algo? De ti
mismo.
1. Aprende a diferenciar las expectativas de la dependencia
Quizás no seas
consciente de ello, pero en muchas ocasiones has responsabilizado a los demás
de tu propia felicidad. Por eso, la forma en la que actúen influirá en tu
estado emocional. Eres dependiente de los demás porque los has hecho
responsables de una parte tuya que solo te compete a ti.
Es imposible ser
feliz si continuamente dependes de los demás para sentirse bien. Aprender a
soltar esas ataduras y dejar las expectativas a un lado te permitirá ver que la
felicidad está en tus propias manos y que tú eres el único responsable de ella.
2. Acepta que no siempre recibirás lo mismo a cambio
Siempre nos han dicho
que si damos no esperemos recibir nada a cambio, pero en nuestro interior
queremos ser recompensados de alguna manera. Por eso esperamos que los demás
actúen en consecuencia con lo que nosotros ofrecemos.
Esto tan solo te
sumerge en una situación donde las expectativas vuelven a ocupar el primer
lugar. Acepta a las demás personas tal y como son, no todas te corresponderán
de la mejor manera y algunas ni lo harán. No te preocupes. Tú debes sentirte
feliz por cómo has actuado, no por cómo te lo han agradecido.
3. Nunca idealices a una persona o una situación
Las expectativas
vienen cargadas de situaciones ideales. Por ejemplo, en una relación de pareja
podemos ver a la otra persona como alguien ideal y sin defectos, pero esto
cambia con el paso del tiempo, provocando grandes decepciones.
Idealizar una
circunstancia o a una persona evita que pienses en que todo puede cambiar y no
de la mejor manera. Esto te dañará, te herirá, y no te darás cuenta de que has
sido tú el culpable. No podemos controlar a nadie ni a nada, idealizar es creer
en un sueño que nunca se hará realidad.
4. Todos tenemos defectos, hasta nosotros somos imperfectos
Quizás nunca le has
dado la vuelta a la tortilla y te has planteado si alguien se ha visto
decepcionado por ti. Tal vez alguien esperaba algo de ti, pero tú no cumpliste
sus expectativas y esto le provocó una gran decepción.
Todos somos
imperfectos, por eso debemos aceptarnos tal y como somos. ¿Qué tal si empezamos
a aceptarnos en lugar de esperar ese “algo” que nunca llegará? De esta manera,
si alguien actúa mal lo aceptarás porque no esperabas nada; en cambio, si actúa
bien te llevarás una grata sorpresa.
Esperar demasiado de
los demás nunca será positivo. Si te has cansado de las decepciones, de ver
cómo las personas cambian de parecer de un momento a otro, de cómo se mueven en
función de lo que les conviene, deja de esperar demasiado de ellas.
La única persona de
la que debes esperar algo es de ti misma. Acepta a los demás, nunca te permitas
depender de otros para ser feliz y libérate de cualquier atadura que te impida
seguir tu camino. Deja de esperar y empieza a vivir de verdad.
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