Antes de ofrecer los síntomas es bueno aprender
un poco sobre esta enfermedad llamada “tiroides”. Básicamente
produce
alteraciones en el cuerpo, que al principio son pequeñas pero que se mantienen
en el tiempo. Cualquier disfunción tiroidea supone una modificación en nuestro
organismo, los órganos sufren y esto puede derivar en consecuencias para la
salud en general.
Los problemas de tiroides son más frecuentes en
las mujeres y los síntomas se manifiestan en irregularidad en el ciclo
menstrual o infertilidad. También es determinante el factor hereditario. Si
alguien en la familia ha padecido este problema, hay muchas posibilidades de
que nosotros también lo suframos.
Es bueno saber que la tiroides regula el
metabolismo y se relaciona con todas las funciones del cuerpo, tanto sean
físicas como intelectuales. La función principal de esta glándula es producir
dos hormonas (cuyos nombres son T3 y T4), que son el “combustible” para que
todas las células puedan funcionar correctamente.
Existen dos tipos de alteraciones de la glándula
tiroidea. Se las conoce como hipotiroidismo e hipertiroidismo. La primera es la
más común y hace que los órganos trabajen más lentamente, se caracteriza por
aumento de peso. La segunda tiene más síntomas evidentes y puede producir el
descenso rápido de kilos sin hacer dietas o ejercicio. Un problema relacionado
a ambas es el bocio, que ocurre cuando la glándula crece demasiado su tamaño y
se aumenta el tamaño del cuello.
¿Cuáles
son los síntomas de la enfermedad de tiroides?
Ya que se trata de un fallo en una glándula y la
producción desequilibrada de hormonas, puede haber muchos síntomas diferentes.
Algunos de ellos son:
·
diarreas
frecuentes
·
estreñimiento
·
caída
del cabello
·
sequedad
en la piel
·
intolerancia
al frío en manos y pies
·
depresión
y baja autoestima
·
piel
gruesa
·
cansancio
o fatiga crónica
·
debilidad
·
falta
de concentración y memoria
·
cabello
débil
·
desequilibrios
en el ciclo menstrual
·
reglas
abundantes
·
colesterol
alto
·
problemas
en el sistema inmune
·
pérdida
de sueño e insomnio
·
aumento
o disminución de peso
·
cuello
hinchado (bocio)
• menor calidad ovulatoria
• apatía
• aislamiento social
• aparición de nódulos benignos
¿Cómo se
puede detectar esta enfermedad a tiempo?
Es
necesario en primer lugar tener en cuenta los síntomas detallados
anteriormente, si es que son recurrentes o más de uno a la vez. Es a la vez muy
importante saber los antecedentes familiares (si padres, tíos o abuelos
tuvieron problemas de tiroides). Luego, se realiza la consulta con el médico
especialista, el cuál evalúa al paciente palpando el cuello (aquí es donde
muchos detectan que tienen hiper o hipo tiroidismo). A su vez, un análisis de
sangre para determinar los valores de TSH y de hormona tiroidea.
Una
vez que todo ello esté completo, la persona puede recibir un diagnóstico
certero y si es necesario, consumir medicamentos o hacer alguna práctica médica
(que puede ser cirugía para extirpar el bocio o ingesta de yogo para “quemar”
la glándula con problemas).
En
la mayoría de los casos, el paciente debe consumir una medicación de por vida,
para que pueda recuperar su estilo de vida y sobre todo, disminuir y controlar
los síntomas. Es importante también que aprenda a convivir con esta enfermedad que
si es tratada a tiempo, no impedirá continuar con sus actividades normalmente.
Los
especialistas afirman que con una simple pastilla a diario es suficiente para
regular el trabajo de la glándula tiroidea, para que produzca las hormonas en
cantidades necesarias. Al ser una patología de fácil detección y un tratamiento
sencillo, lo importante es saber reconocerla a tiempo para evitar cirugías u
otras prácticas más invasivas. Lo ideal es “llegar antes” de que la enfermedad
se disemine y comprometa la calidad de vida del paciente.
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